La muerte a puñaladas del padre de Lamine Yamal, Munir Nasraoui, marcó las últimas horas de la actualidad deportiva. Sobre las 22.30 horas se hizo pública la noticia del apuñalamiento de Munir y horas más tarde se detuvo a cuatro sospechosos.
La pelea que desencadenó el apuñalamiento tuvo lugar en el barrio de Rocafonda, situado en Mataró, donde creció Lamine Yamal y donde vive su familia. En la ciudad, donde la población inmigrante está más representada, Munir es un hombre muy querido por sus vecinos. Según este periódico, los lugareños dicen que “es una persona muy agradable, pero revela demasiado y cuando conoces a una persona, inmediatamente te conviertes en su amigo”.
Una vez que se abandona la carretera y se entra en el centro de Rocafonda, los problemas urbanísticos, la llegada de gente de otros países y el envejecimiento de la población pintan un panorama que marca la vida en un barrio que apuesta por la construcción desde los años 60.
Tras abandonar la ciudad sevillana de Marinaleda, donde Lamine empezó a realizar sus primeros tiros con balón. La separación de sus padres obligó al futbolista azulgrana a continuar su trabajo en el pueblo de su abuela Rocafonda. Ahora los chavales que juegan en el césped donde nació Lamín sueñan con debutar en Primera División como su ídolo.
Un barrio con acento sureño
El éxodo de Andalucía tras el final de la Guerra Civil Española se convirtió en una de las características de Rocafonda. En el callejón que separa la emisora de la casa de Lamine Yamal hay varios bares donde no están sintonizados los canales catalanes. Un ejemplo de esto es el bar «El Cordobés», donde su dueño Carlos enamora a los visitantes con anécdotas relacionadas con la infancia de Lamine.
En las paredes del salón se pueden ver camisetas firmadas por los jugadores. Entre ellos, el debut ante el Eldense es uno de los más especiales para Carlos. «Mucha gente viene de fuera a ver la camiseta, es como una atracción turística», explicó su propietario en una entrevista con ABC.
Con su llegada al primer equipo, Lamine Yamal no tiene mucho tiempo para desplazarse a su barrio, pero cuando lo hace, su primo Mohamed es su compañero. Hoy, con el asesinato de su padre y la posterior investigación policial, las sonrisas en las calles de Rocafonda se han apagado.